lunes, 14 de octubre de 2013

Lo negativo del pensamiento positivo

La publicidad nos vende productos, creencias y necesidades mediante actores y modelos de sonrisa perenne, cuyo mensaje subliminal es que poseer cierto aspecto u objeto equivale a ser feliz. El publicista sabe que el ser humano prefiere la comodidad y el facilismo, que tiende hacia las soluciones de mínimo esfuerzo, que puede ser convencido de poner una fe ciega en objetos, técnicas o personajes salvadores, que no aprende del hecho de verse repetidamente estafado, que para estimularlo a comprar siempre hay nuevas metas, soluciones milagrosas y tentaciones. Y entre las cosas que vende dicha manipulación masiva, están los talleres y textos de autoayuda que enseñan cómo la mente es capaz de materializar cambios o realidades sin necesidad de que la persona realice otras acciones, con tal de que se mantenga anclada en el pensamiento positivo, en un optimismo constante.
Son innegables los nexos entre cuerpo y mente, y los beneficios de pensar así,siempre que ese enfoque positivo sea realista y esté acompañado de una acción de cambio adecuada y oportuna. Si no, puedes romperte la cabeza visualizando la situación deseada, o la boca repitiendo decretos o plegarias, y todo seguirá igual o peor. Cuando el optimismo no es realista, distorsiona la percepción de los hechos, se cierra a otras opciones y puntos de vista, exagera el grado de control que se tiene sobre los eventos, expone a caer en los riesgos que se niega a ver, debilita las decisiones racionales y el pensamiento crítico, idealiza factores o personajes falibles, fomenta supersticiones, encuentra que el otro es el único culpable de sus males por ser tan negativo, con lo que le agrava la situación y le activa el autosaboteador interno, mientras el defensor de lo positivo pierde empatía, utilidad y objetividad. Concentrarse solo en la meta deseada, aparte de negar el presente por un futuro que quizás nunca llegue, resulta perjudicial si distorsiona o limita la visión global, si hace que el fin justifique los medios, si conduce al logro por caminos poco éticos, si hace perder tiempo con proyectos imposibles o que lleven a errores demasiado costosos. Además, si la mente es capaz de crear, es lógico pensar que cuando parte de un estado indeseado para imaginar su opuesto lo que hace es reforzar la realidad del primero. Ya que, si no lo cree real, ¿para qué cambiarlo?

Siendo el pesimismo tan evidente como su opuesto, ¿conviene ignorarlo? La respuesta humana es que sí, para entonces dedicarse a inventar y vender escapismos contra el miedo, el vacío, la soledad, el tedio o la tristeza. Sin embargo, esas soluciones temporales y puntuales deben consumirse y renovarse constantemente, porque solo son capaces de mitigar los síntomas, pero no las causas. Y he aquí otra vez a la publicidad creando necesidades y frustraciones nuevas, o reactivando las antiguas, para vender el remedio de moda, siempre cambiante, y seguir creando la ilusión de una realidad paralela que permita escapar de una vida que asusta porque carece de sentido.

http://lobigus.blogspot.com.ar/2013/07/lo-negativo-del-pensamiento-positivo_4730.html